sábado, 28 de mayo de 2011

Felices, como motos y con Messi a tope

El delantero argentino del FC Barcelona, Lionel Andres Messi durante el entrenamiento que el equipo ha realizado esta tarde en el estadio de Wembley donde mañana disputará la final de la Liga de Campeones frente al Manchester United. EFE/Alberto Estévez / FOTO: Alberto Estévez - EFE


  • La plantilla llega al partido más importante de la temporada en condiciones óptimas
  • Messi, feliz y sin presión, la puede liar
Leo Messi rompió el protocolo al final del entrenamiento, se fue al fondo sur de Wembley y hasta se dejó seducir por una televisión allí instalda. Tumulto a la vista. Piqué que lo vio empezó a lanzarle balones a ver si le acertaba. Por poco. Atento, a Guardiola se le escapaba la risa mientras el asombrado público del entrenamiento, mayormente inglés, alucinaba con el comportamiento juguetón del grupo, incluido su técnico, tan serio, tan profundo en la sala de prensa, tan filósofo que diría Ibra.
Unos segundos después, los penachos de unos figurantes vestidos de guardia real inglesa se agitaron cuando ante ellos se produjo un abrazo histórico: el de Guardiola y Koeman 19 años después de aquel 20 de Mayo, cuando Pep era aún un mocoso insolente en lo futbolístico y Koeman un conquistador de Champions. Este regreso a Wembley necesitaba una foto excepcionalmente reveladora del ciclo que un día inició en la Masia Oriol Tort y que sin el gol de Ronald no se habría acelerado .
El equipo ya se había retirado al vestuario tras una exhibición de toque y de disparo que levanto 'ooohs' de admiración, dejando la extendida sensación de entrenan como niños y juegan como gladiadores. El vídeo, dos años después de tomar Roma, son ellos mismos extendiendo el estilo Barça y sus valores a un imperio global.
El Barça de este 2011 llega a la final en un explosivo estado de forma. Hace una semana, el entrenamiento al que les sometieron los preparadores físicos fue un infierno, una tortura que dejó al equipo blando como un flan, terriblemente maltrecho, como si después de sufrir un atropello les hubiera pasado un tren por encima. Previsora y calculadamente sólo fueron a Málaga los que se tenían en pie.
Descanso y sopas de la abuela como dice Pep. A partir del martes se produjo lo que los propios futbolistas han considerado un éxito de ese equipo auxiliar que tampoco falla casi nunca. Espectacular. De pronto los que ni andaban empezaron a coger velocidad, ritmo y una superconfianza.
El ánimo se vino arriba, como un cohete. Entrenamientos a tope, fuerza, intensidad, choques, rivalidad, tensión, partidillos al límite... eran los mismos pero transformados en seres de otra galaxia aunque no tan lejana, la de los tiempos en que el Madrid no pisaba ni pegaba cuatro veces al mes. Los propios técnicos han reconocido en la actitud y potencial del equipo un plus desconocido. Y han visto, dicen, el mejor gol de Messi en un entreno de esta semana. Habla la leyenda de una vaselina y un remate de tijera que nadie ha intentado antes. Leo la metió

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