lunes, 28 de noviembre de 2011

Opel Ampera Recargar y repostar


 
Y en esto que llega el Opel Ampera y nos convence del todo. Y lo hace porque ofrece lo mejor de dos mundos, la electricidad para movernos de manera limpia y económica, y la gasolina para no tener pesadillas y poder desplazarnos donde queramos cuando queramos. Ideal, ¿no les parece?
Y el secreto es sencillo, aunque nadie había caído. El Ampera recurre a una unidad de tracción eléctrica y a un propulsor de gasolina que puede funcionar o no, pero que nunca mueve las ruedas. Es un híbrido, dirán. Pues si atendemos a lo que dice el diccionario (‘lo que está formado por dos elementos de distinta naturaleza’) diríamos que sí, aunque en Opel prefieren llamarlo eléctrico de autonomía extendida.
Sin ser pedantes, vamos a explicar brevemente la teoría para comprender mejor la práctica. El Ampera recurre a un motor eléctrico de 150 caballos para impulsar las ruedas. Un segundo propulsor eléctrico actúa como generador, alimentando las baterías, o como impulsor, apoyando al motor eléctrico principal.
Cuando nos quedamos sin batería, un motor de gasolina 1.4 Ecotec de 86 caballos de potencia arranca y alimenta el generador para que, a su vez, impulse al eléctrico. De este modo, la autonomía supera los 500 kilómetros.
Vamos a la práctica. Recibimos con expectación al Ampera y lo primero que hacemos es cargarlo en la red. Un piloto verde en el salpicadero nos confirma la operación.


















En apenas tres horas y media la carga está completa (230 V y 16 amperios) y la autonomía eléctrica nos indica que tenemos 62 kilómetros por recorrer. Pulsamos la tecla Power y en silencio comenzamos a recorrer nuestros primeros metros. No hay nada nuevo con lo conocido: silencio, suavidad de marcha y una capacidad de aceleración impresionante.
Estamos ante un frío día de invierno, desapacible y con lluvia. Esto nos obliga a utilizar las luces y la calefacción. No buscamos miniconsumos y sí una conducción eficiente, pero lo más real posible.
Nos movemos por ciudad y sus aledaños con total naturalidad, sin apenas decibelios. El cambio automático no tiene marchas, lo que incrementa la suavidad por que no hay tirones ni saltos. Sólo hay dos cosas que rompen nuestra paz: el tacto del freno, duro y poco progresivo, al que hay que acostumbrarse anticipando las distancias para optimizar la denominada frenada regenerativa.


















Al final, hemos recorrido 58 kilómetros en modo totalmente eléctrico, distancia que se puede alargar con un día más agradable y siendo todavía más meticulosos con el acelerador.
Es el turno del motor de gasolina. Arranca de inmediato y si vamos de paseo gira a un régimen constante de apenas 2.000 rpm. El problema es que si incrementamos el ritmo sube de vueltas para cubrir el mayor nivel de exigencia hacia el motor eléctrico, pero no es solidario con el acelerador y se queda ‘arriba’, resultando ruidoso y molesto.
Mucho ruido, pero también muchas nueces porque el Ampera firma un rendimiento sobresaliente, acelera de maravilla (9,2 segundos en el 0-100 km/h) y recupera todavía mejor, debido al generoso par motor que genera la unidad eléctrica casi desde parado. La velocidad máxima está limitada a 161 km/h para preservar la autonomía y no dejar ‘tiritando’ las baterías.




Del silencio y  














Del silencio al consumo cero en eléctrico hemos pasado en modo extendido a cifras que rondan los 7 litros tanto en ciudad como en autopista, una cifra que se corresponde con un vehículo que pesa 1.732 kilos debido al lastre de unas baterías de ion litio situadas en la parte central del chasis y que en la báscula arrojan ellas solitas 198 kilos.
En el aspecto dinámico tenemos que decir que el Ampera nos ha convencido plenamente. Una vez acostumbrados al tacto del freno, este modelo de aspecto deportivo se muestra muy estable, sin apenas balanceos de la carrocería y con una dirección muy precisa. A pesar de los neumáticos de baja fricción, las distancias de frenado han sido espectaculares.


















Comentar que este vehículo dispone de cuatro programas de actuación: Normal, Sport, Montaña y Retener. Este último permite activar el motor de gasolina, para alimentar el generador y preservar la totalidad de la carga de la batería para cuando haga falta. De este modo si vivimos alejados de la ciudad podemos llegar hasta la urbe con RON 95 y luego circular por ella en eléctrico exclusivamente.

En cuanto al Ampera en sí, nos gusta su diseño deportivo y su presentación cuidada, con todos los mandos de la consola central táctiles. Es un 2+2 plazas con una más que aceptable habitabilidad, aspecto en el que saca mejor nota que en la visibilidad trasera o el maletero, que con 310 litros se parece más al de un utilitario.
























También el equipamiento de serie del que hace gala es tremendamente generoso (no se contemplan de momento opciones), tanto como el precio: 44.900 euros. A esta cifra habría que descontar unos 6.000 euros de media (depende de la Administración competente), por lo que la cantidad final rondaría ya los 39.000 euros.

No hay comentarios:

Suscriptores