Las organizaciones no gubernamentales, como Greenpeace, tratan de fomentar que las compañías de automóviles mejores los datos de emisiones de sus vehículos, pero ahora tenemos un caso algo peculiar. Esta ONG ha centrado toda una campaña de presión contra una sola compañía, Volkswagen.
Hay varias razones por las que Greenpeace se ha centrado en un compañía en concreto y no en la industria en general. La más importante es que dado que es el primer fabricante europeo, una medida positiva por parte de Volkswagen tendrá un impacto muy grande.
La organización acusa a Volkswagen de no querer contribuir a reducir las emisiones de dióxido de carbono, y le pide varios compromisos concretos que le permitirían ganarse su favor. Mientras que esto no sea así, seguirán presionando a la compañía. Ahora bien, concretemos y veamos cuales son exactamente las acusaciones que Greenpeace hace.
Las acusaciones de Greenpeace
En primer lugar “la compañía se toma su tiempo a la hora de reducir el consumo de combustible de la flota de vehículos que comercializa y aunque han desarrollado una tecnología para producir coches muy eficientes no son fáciles de conseguir en el mercado”. Se refieren, como no, a la línea ecológica denominada BlueMotion.Según Greenpeace, el coste real de este paquete de equipamiento es de 260 euros, mientras que la compañía cobra una media de 1.500 euros, por lo que Volkswagen no está interesado en que sus vehículos sean verdes. De hecho sólo el 6% de sus vehículos incorporan esta tecnología (los vehículos con Bluemotion Technology, que sólo montan una parte de esta tecnología, representan una parte mayor de las ventas).
En segundo lugar, la compañía crea modelos muy eficientes que nunca llegan a producción. De esta política Greenpeace interpreta que no es más que una maniobra de distracción, y no la muestra de un prototipo que adelanta futuras tecnologías en desarrollo.
En esta misma línea, la ONG ponía en el punto de mira el recién presentado Volkswagen Up! por su “elevado” consumo, ya que este se sitúa en los 4,2 litros cada 100 kilómetros, mientras que el del viejo VW Lupo 3L TDI se situaba hace ya 2,99 l/100 Km y emitía 78 gramos de CO₂, pero claro, este último es Diesel.
Por último, aunque Greenpeace lo desglosa en varios puntos, resumir que Volkswagen presiona muy activamente para que las restricciones medioambientales no se lleven a cabo, como miembro muy importante de la industria alemana y de la ACEA (Asociación de Constructores Europeos de Automóviles).
Lo que le pide Greenpeace a Volkswagen
Que deje de oponerse a las legislaciones europeas más importantes en materia energética dirigidas a reducir la dependencia del petróleo, de manera que apoye públicamente el objetivo europeo de una reducción de emisiones del 30% para 2020, así como respaldar el objetivo acordado de que eficiencia media de la flota de vehículos nuevos no supere los 95 gramos de dióxido de carbono (margen que se iría reduciendo hasta en un 50% en 2025).Además, en 2020, en consonancia con la petición anterior, su flota no debería emitir de media, más de 80 gramos de dióxido de carbono por kilómetro. Por otro lado, Greenpeace pide que todos los vehículos incorporen la tecnología BlueMotion, aun a pesar de reducir otros elementos de equipamiento para que el precio no se vea aumentado en los citados 260 euros.
La siguiente es realmente buena. Como forma de demostrar su compromiso, exigen a Volkswagen que el próximo Volkswagen Golf no consuma más de 3 litros cada 100 kilómetros. Para terminar, la organización pide a Volkswagen que en 2040, su flota al completo no dependa de ningún tipo de combustible fósil.
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